Rafa Saavedra no le pertenecía a un solo mundo, era un personaje que le pertenecía a la noche, al mundo de las letras, a la escena de la música, a la fotografía, a todo. Es por eso que deja un recuerdo tan fuerte, que fue el primer personaje que se le rindió un homenaje en El Cubo del CECUT, el cual reunió a todos aquellos que pasaron alguna vez por su vida.
Yo lo conocí en 95, comenzaba el Kolibry Zine y fui al Festival de Cultura Alternativa. Cuando concluyó su participación, me presente ante él y platicamos brevemente. Conseguí los Velocet, sus libros (excepto uno, del que después “me divorcié”, pero esa es otra historia) y empezamos a tener largas charlas donde aprendí mucho de él, sobre todo al principio…”no escribas sobre objetividad, no existe”, esa vez, habló de la famosa noche del concierto de Calavera en Hyp-Nosis o se llamara el lugar.
Llamarle por teléfono era una aventura por si sola. Una voz grave y enojada contestaba: “quien habla?, de parte de quien!?”, para después escuchar, “ah, qué onda, como estas”, yo después se la aplicaba a gente desconcertada. Una vez fui a su casa, me apoyo con algunas cosas para El Kolibry. “Por tu culpa ya no voy a ver Ventaneando”.
Coincidimos en muchas páginas de varias revistas y los encuentros comenzaron a ser más lejanos, sobre todo en su etapa de “lentes negros”, era más difícil comunicarme con él, creo que una vez fui a su programa de radio en la UABC y…no fue hasta 2012 que volvimos a encontrarnos en la feria del libro y quedamos de acuerdo en ir a lo de Santiago Auserón (nos sentamos juntos, como en los tiempos noventeros) en el CECUT. Me acuerdo que estaba fascinado como yo con la erudición del bendito músico, que al final dio algunos autógrafos y creo que el llevo algunas cosas. Yo, fiel a mi costumbre, solo veía la firma de lejos. Cabe mencionar que ese dia tuve otros dos reencuentros en el mismo tomo.
Después, se hizo lo de los fanzines y la proyección de Letras Al Margen, y yo creo, un poco en deuda a que no salgo en el documental ese y a que pocas veces hablo en público en esto, pues fui el invitado. Meses después, nos vimos en el Praga y me entrevistó para lo de la tesis de su maestría. Hablamos de fanzines, de lo que representaba el impacto para mí el ser “aceptado” hasta un cierto grado en la escena…hable de cosas muy fuertes para mí. Terminamos hablando de política cultural y me acuerdo que me decía “caminas muy rápido” (palabras que me persiguen con fuerte dosis de culpabilidad hasta el día de hoy).
Poco intuía yo, que estaba cerca del final, el cual llegó semanas después, cuando al concluir un doloroso proceso personal, me llegó la noticia de su hospitalización. El día que hacía mi plan de ir a ver si podía remotamente visitarlo, sentado frente a una computadora, parecía que podía llegar la mala noticia en cualquier momento…y si, llego.
Esta noticia llegó en el peor momento personal y desató ciertas cosas que derivaron en un aislamiento de mi parte a escenarios de este tipo y entender cual es mi rol en este mundo y saber donde pertenezco y donde nunca voy a pertenecer…Lo realmente importante al margen de otras cosas, es el entender y asimilar lo que representa Rafa Saavedra en la escena cultural de Tijuana. Su forma de escribir, de escuchar y compartir la música, su serenidad, su amistad y el entender, que el ser objetivo, no existe.
(Texto editado de la versión original que aparece en el libro digital Presente: Tijuana Rock And Roll 1980-2016)
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